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Por sus especiales características, que suponen el establecimiento de una relación de colaboración entre empresarios, los contratos de distribución y franquicia son ampliamente usados en el ámbito empresarial, cobrando especial importancia la negociación previa y la correcta redacción de los mismos.

Contratos de distribución

El contrato de distribución es un acuerdo por el que una de las partes, el distribuidor, comercializa productos o servicios de la otra parte, ya sean productores o proveedores de dichos bienes o servicios.

Es un contrato especialmente útil para aquellas empresas que buscan fortalecer su presencia en nuevos mercados sin necesidad de establecer delegaciones propias en estos nuevos territorios. En virtud de este contrato, el distribuidor pone a disposición del productor o proveedor su red comercial para distribuir, durante un período de tiempo, determinado o indeterminado, los productos o servicios del productor o proveedor, pudiendo ser dicha colaboración en régimen de exclusividad o no exclusividad.

Es importante diferenciar el contrato de distribución del contrato de agencia, pudiendo señalarse como principales diferencias que:

– El distribuidor actúa en su propio nombre y por su propia cuenta, mientras que el agente actúa en nombre del empresario principal.

– La principal actividad del distribuidor consiste en adquirir los productos o servicios del productos o proveedor, para revenderlos y obtener con ello su beneficio empresarial, por lo que asume el riesgo comercial. En cambio, al agente no asume el riesgo y ventura de las operaciones comerciales, radicando su beneficio empresarial en la comisión pactada con el empresario principal.

El contrato de distribución no se encuentra específicamente regulado en la normativa española, por lo que se rige, principalmente, por el libre acuerdo de las partes. Esta ausencia de normativa lo dota de una gran flexibilidad para adaptarse a cada caso concreto, pero a su vez hace aún más necesario contar con una adecuado asesoramiento legal para la redacción e interpretación de las cláusulas contractuales, evitando con ello situaciones no deseadas de incumplimiento o abuso de posición dominante por una de las partes.

Contrato de franquicia

Otra de las principales fórmulas de colaboración entre empresas es el contrato de franquicia, que podemos definir como el acuerdo por el cual una empresa, franquiciadora, que es propietaria de un determinado método industrial o comercial, de prestigio en el mercado y con un importante componente de know how propio, cede a otra empresa, franquiciada, el derecho a explotar dicho método, por un período y en ámbito territorial delimitado, bajo ciertas condiciones de control de la empresa franquiciadora, a cambio de un prestación económica, que suele articularse en un canon inicial, completado con royalties periódicos en función del volumen de negocio.

El contrato de franquicia cuenta con regulación específica en el ordenamiento jurídico español a través del Real Decreto 201/2010, de 26 de febrero, por el que se regula el ejercicio de la actividad comercial en régimen de franquicia y la comunicación de datos al registro de franquiciadores, debiendo ajustarse a dicha normativa los contratos de esta naturaleza que se celebren en España.

Las características de los contratos de franquicia incrementan la necesidad de elaborar y examinar toda una documentación adicional al propio contrato, tal y como:

– El acuerdo de confidencialidad (NDA), que permita a las partes compartir la información confidencial necesaria para comenzar las negociaciones sobre la futura relación empresarial.

– El precontrato, que permite al futuro franquiciado reservarse el derecho de la franquicia en una determinada zona de exclusividad en tanto se formaliza el contrato de franquicia.

– El Documento de Información Precontractual (DIP), que deberá entregarse a un potencial franquiciado con una antelación mínima de 20 días a la firma de cualquier documento contractual o entrega de importe económico al franquiciador.

– El dossier de franquicia, como herramienta esencial para transmitir las claves del modelo de negocio a los futuros franquiciados.

Tanto la elaboración del contrato de franquicia, que sirva de marco para la concertación de este tipo de colaboraciones empresariales, como la adhesión a un contrato de franquicia y la elaboración de toda la documentación requerida, aconsejan contar con el asesoramiento de expertos legales que contemplen todos los aspectos de estas relaciones contractuales.

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